martes, 7 de mayo de 2013

Campo de Calatrava: Cuevas Negras y la Sima (15-04-13)

Descargar track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4408871
Distancia: 10'4 km. (circular)
Desnivel: 370 m.
Tiempo con paradas: 6 h. 15 min.

Tras desayunar en Almagro pusimos rumbo a Granátula de Calatrava, lugar donde Pedro Almodóvar rodó secuencias de Volver y en cuyo honor erigieron un zapato gigante de latón frente a la muy digna Iglesia de Santa Ana (ss. XIV a XVIII) para horrorizar a lugareños y foráneos; lugar también dónde nació en 1832 y tiene una calle don Epifanio Novalbos Valbuena, académico de medicina y, probablemente, antepasado mío, pues mi abuelo, Rafael Novalbos, también era oriundo de Calatrava. Don Epifanio fue bautizado por don Manuel Espartero, hermano mayor del general Baldomero Espartero, que también nació allí. En fin, un pueblo con mucha historia.

Con el otro Rafael, el bisnieto de mi abuelo, cargado a la espalda, pues el día anterior acabé molido de las lumbares de llevarle en el pecho, empezamos a andar saliendo de Granátula por la calle Miguelturra. A los pocos metros el asfalto se convierte en una pista de tierra, terreno mucho más apto para el senderismo. Desde el comienzo de la ruta se observa la sierra de cuarcitas que nos oculta el volcán de Cuevas Negras (que está detrás del cerro de la izquierda).

panoramica

La idea es subir al volcán por detrás, viendo los spatters, para después bajar hasta la fumarola de La Sima, única fumarola activa de la península; tras esto volveríamos por el arroyo que discurre bajo los riscos más escarpados que se ven a la derecha. La pista nos lleva, entre campos de cereales, hasta el Collado Raso, lugar donde han construido unos depósitos aparentemente de agua. Desde allí el camino continúa ascendiendo hacia el nordeste hasta el gran cráter del volcán (unos 500 m de diámetro), desde el cual se ven los spatters:

spatters de cuevas negras 2  

Continuamos por la pista hasta un paso canadiense que no cruzamos, sino que continuamos a la derecha, bordeando el cráter, ahora convertido en campo de cultivo, para salir de él por una puerta justo enfrente de donde empiezan los spatters, los cuales recorremos por debajo:

spatters de cuevas negras




Aunque quizá no se aprecie en las fotografías estos spatters son más impresionantes y más bonitos (por el color de la roca) que los de La Conejera. Quizá el nombre de Cuevas Negras venga de las antiguas cornisas que formasen los spatters; sin embargo ya no queda ninguna, pero se adivinan por los derrumbamientos.

Y por fin ascendemos a la cima del volcán, lugar donde por ser el punto más alto han instalado una antena, cosa que afea el paisaje, pero claro, todos en este mundo tenemos derecho a las telecomunicaciones, ¿no?


volcan de cuevas negras

Desde la cima de Cuevas Negras podemos observar, hacia el sur, Granátula, el embalse de la Vega del Jabalón y el Puerto de Calatrava custodiado al este por el Castillo de Salvatierra y al oeste por el Castillo de Calatrava la Nueva. Hacia el norte se observa la llanura de Valenzuela y el volcán de La Sima, hacia donde dirigimos nuestros pasos.

Para llegar a él, descendemos de la cima hacia el nordeste por la segunda vaguada, cruzamos una valla fácilmente, recogemos la calavera de una cabra, y emprendemos el ascenso hacia la fumarola dando un pequeño rodeo para que la pendiente no fuera tan acusada.

Fumarola de La Sima al fondo a la derecha

calavera

Para nuestra desilusión la fumarola consistía en un agujero no muy profundo con un aparato de medición de gases ("estación geoquímica de monitoreo de gases"), pero ningún gas visible:

fumarola de la sima


No nos detuvimos mucho rato en ese lugar, pues ya bastante humo de la estufa respira Rafa en casa como para exponerle también al CO2 y al radón volcánicos. Rodeamos el cráter de La Sima a media altura hasta que llegamos a las rodadas que subían hasta una puerta en la verja de la Cruz de la Zorrilla; pretendíamos desde allí echar un vistazo al paraje del otro lado del monte. En esta pequeña subida tomamos fotos de los curiosos y típicos montones de piedras para convertir el malpaís en campos de cultivo, una dura labor de limpieza:
 
Después tomamos rumbo sur hacia El Arroyo y los cortados de cuarcita que se veían desde Granátula:

el arroyo2

bajada entre las rocas

el arroyo1

Y tras superarlos nos encontramos con la granja ovina, donde al menos los perros estaban atados. Sin embargo, nos encontrábamos dentro de la finca, una finca cerrada por una valla alta y cuya puerta en el camino tenía cadena y candado. No sabemos si suele estar abierta o cerrada; puede que nos la encontrásemos abierta porque cuando bájabamos subía un (supuesto) pastor en motocicleta. Bueno, una foto de las ovejitas:


Tras salir de la finca llegamos a la Cruz de San Blas y al depósito de agua, un agua que para nuestra sorpresa resultó ser agria, lo cual nos recordó el viaje a las Alpujarras. La gente del pueblo iba a recogerla con garrafas, pues se supone que posee propiedades curativas. Nosotros comimos allí mismo y después, dentro del pueblo, nos tomamos un café. Después de lo cual montamos en el coche y volvimos a Almagro.


cruz de san blas

la fuente agria

viernes, 3 de mayo de 2013

Campo de Calatrava: Conejera y Acebuche (14-04-13)

Descargar track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4393487

Distancia: 14 km. 
Desnivel: 303 m. de subida (y otros tantos de bajada). 
Tiempo con paradas 6 h. 40 m.

Fieles a nuestra afición a los volcanes (hemos recorrido Lanzarote, La Palma y la Garrocha), esta vez tocaba visitar los más cercanos y, probablemente, los más desconocidos: los de Campo de Calatrava, en Ciudad Real, nada menos que unos 300 conos volcánicos, maares, fumarolas, charcos de lodo burbujeante... Un paraíso de Vulcano que no se puede abarcar en tres días.

Pasamos nuestra primera noche en Almagro, en el encantador hostal de San Bartolomé en cuyo patio Rafa empezó a depurar su técnica de gateo:


el hostalcon los molinos omnipresentesrafuca en el patio del hostalfoto de familia

Tras la merecida publicidad pasamos a relatar nuestra primera salida al campo de Calatrava, región que toma su nombre de la orden militar y pseudo-religiosa que la protegió de los musulmanes durante la Reconquista, aunque a su vez esta orden toma el nombre de la ciudad de Calatrava, ahora conocida como Calatrava la Vieja (al norte de Carrión) lugar donde fue creada y tuvo su primera sede.

El navegador del androide no sólo nos dirigió sin pérdida hasta Ballesteros de Calatrava, sino que, intuyendo ya la ruta que queríamos hacer, el punto de llegada (normalmente el centro del pueblo) estaba marcado en la pista forestal que nos llevaría a nuestro lugar de salida:

Como dicho lugar había sido elegido a ojo con los mapas del IGN no había comprobado si había sitio para dejar el vehículo, cosa bastante fácil de verificar ahora con el Google Maps (salvo que el lugar esté bajo un tupido bosque), de modo que cuando llegamos la pista era tan estrecha que decidimos continuar más adelante, llegando justo al punto donde el camino de ida se unía al de vuelta.

Nada más bajar del coche, desde la cercana explotación agro-ganadera del Rondín, tres enormes mastines salieron a saludarnos con sus temibles ladridos. Lo mejor en estos casos es hacerles frente amistosamente: llamándoles desde lejos para que se acerquen confiados y se dejen acariciar; el resto es pan comido (sobre todo si se te olvida guardarlo a tiempo en la mochila, cosa que no ocurrió), ropa babeada y mochila meada. Aunque en un ataque de efusividad uno de ellos nos plantó las zarpas a mí y a Rafa, que ya lo tenía puesto en la mochila.

perros

Comenzamos a andar (11:20 am) por la pista que lleva hacia El Rondín; a un lado y a otro del camino hay tierras de cultivo: cereales y olivos. El camino asciende suavemente hasta el collado que separa los cerros de La Conejera y El Coscojar. Antes de llegar, sin embargo, podemos detenernos a estudiar el panel informativo a los pies de La Conejera, volcán declarado Monumento Natural. Desde este punto se observan los spatters (estratos de piroclastos) debido a un corte horizontal en el cono del volcán. Desde el mismo panel sale un camino a la derecha que parece subir hacia el volcán, pero no puedo asegurar que no haya una alambrada que saltar. Nosotros accedimos desde el collado por la puerta de la finca.

volcán de la conejera

volcán de la conejera

spatters de la conejera

panoramica spatters de la conejera

Subimos a lo alto del volcán, aunque debido a la erosión es difícil apreciar los dos cráteres que lo componen. Bajamos por el lado opuesto para dar un rodeo y observar los spatters desde cerca... Y lo cierto es que impresionan, pues desde lejos pensaba que el corte era más pequeño, pero como se puede apreciar en las fotografías tienen cuatro veces mi altura. Los spatters consisten en piroclastos soldados que forman determinados relieves, los más comunes conos volcánicos. El volcán de La Conejera se genero a partir de erupciones estrombolianas, es decir, relativamente explosivas debido a los gases que contenía el magma. Los materiales expulsados, de distintos tamaños, son los que constituyen los piroclastos.

Salimos de la finca por el mismo lugar por el que habíamos entrado y continuamos por la pista hacia el sur. A unos 500 m. en la finca de la izquierda se adivina, por el croar de las ranas una pequeña laguna, cosa que el mapa confirma. Tras ella, a los pocos metros el terreno es ocupado por un olivar con riego automático. Aunque no es necesario para llegar hasta la laguna del Acebuche, sí lo es si queremos verla desde lo alto de la sierra de cuarcitas, atravesar el olivar para acceder al camino que discurre por la loma y desde el que se obtiene una panorámica excepcional.

maar del acebuche

La laguna estacional del Acebuche sólo se llena en época de lluvias y constituye un paraíso para aves como las garzas y los patos, que encuentran en ella el alimento necesario. Su origen geológico consiste en una explosión hidromagmática o freatomagmática: el magma entra en contacto con el agua de un acuífero o de una laguna y se produce una explosión que forma grandes cráteres en superficie (hasta dos kilómetros de diámetro). Estos cráteres se denominan maares, y como en su origen hay un acuífero, la depresión que forman suele formar una laguna, ya sea estacional o perenne.

Continuamos por el camino hacia la derecha, dirección SO, atravesando una puerta. Llegamos a un cruce de caminos y tomamos el que se haya más a nuestra izquierda y que baja hacia la laguna, si bien, en un momento dado hay que desviarse nuevamente hacia la izquierda pasando a la finca por una puerta hecha con alambres y palos (o el típico somier, ya no me acuerdo).

En la bajada hacia la laguna hicimos una paradita, para que Rafa estirase las piernas y para que yo me acercase a ver unas rocas a nuestra izquierda que desde lejos parecían spatters, aunque luego resultaron no serlo. Volvimos a ponernos en marcha y en pocos minutos llegamos al Acebuche, un lugar sorprendente: tapizado de verde, la laguna el calma, los ruidos de las aves... El tiempo también nos acompañaba con un espléndido sol, de modo que, al ver una enorme y solitaria encina con vistas a la laguna, decidimos aposentarnos para comer.



paco en el maar del acebuche

humedales del acebuche

rafa en el maar del acebuche 



Detrás de nosotros también había un corte de spatters, si bien mucho más pequeño que el de la Conejera, y todas las rocas a nuestro alrededor, como la que se ve en la foto junto a Rafa, también eran volcánicas. El paraje era tan bonito que estuvimos hora y media: comiendo, descansando, viendo jugar a Rafa y observando a las aves con los prismáticos, así como a un rebaño de ovejas que se pegaban unas a otras a la sombra de las encinas. Y es que mirad lo que les pasa a las que se salen del rebaño:

esqueleto oveja

Salir de la finca hacia la cañada siguiendo el plan establecido fue complicado, porque la puerta estaba candada y era bastante alta. Tuve que sacar a Rafa de la mochila, saltar yo, pasar a Rafa por encima y después saltar Gema. Desde el otro lado los carteles colgados en la puerta no invitaban a pasar. Una alternativa a este paso, que puede ser problemático física y socialmente (si nos ven los dueños o los guardas) es salir por donde habíamos entrado, y una vez ahí ir bordeando la finca hasta llegar a la cañada. De todos modos el resto de la ruta tampoco es que fuese espectacular, así que también se puede optar por volver desandando lo andado. Hasta la laguna son 6 km.; volver hacia atrás (sin pasar por el olivar ni subir a la Conejera) nos llevaría unos 4 km., continuar serían 8 km.

Continuamos por la Cañada Real Soriana Oriental  hacia el noroeste. En cierto punto todo lo ancho de la cañada se había convertido en un barrizal, incluso un vehículo se había quedado atascado en el barro y los lugareños lo estaban sacando con un tractor. Gracias a que habían echado piedras sobre el barro pudimos atravesarlo sin enfangarnos demasiado. Tras recorrer la cañada durante unos dos kilómetros, nos desviamos hacia el norte por el único camino que se habría entre las fincas.

Tendemos a pensar que caminar por una pista sin grandes relieves, sin árboles ni parajes espectaculares no merece la pena. Sin embargo no es cierto, pues siempre existe algo que nos llama la atención, algo que mueve nuestra curiosidad, algo que nos hace darnos cuenta de lo ignorante que somos y de lo maravilloso y sorprendente que es el mundo. Un par de ejemplos en este mismo tramo del camino: nos encontramos con una central de energía solar; todos los paneles orientados hacia el sol salvo un par de ellos; nos pusimos a observar, pensar y discutir sobre el tipo de mecanismo que los orientaba, tanto en la dirección como en la inclinación; la inclinación parecía bastante clara, pues se veían fácilmente los brazos y muelles, pero la orientación... Al final nos dimos cuenta del eje sobre el que giraban y las ruedas que los soportaban. Mientras tanto unas peludas orugas cruzaban el camino, pero no en procesión, sino cada una por su cuenta; empezamos a divagar sobre su alimento: que si pinos, que si encinas, que si cereales... Al final las descubrimos comiendo unas plantas de las que, por supuesto, ignoramos su nombre:


orugas

Continuamos por la pista hasta que llegamos a una bifurcación. Tomamos el camino de la izquierda y, poco después, nos encontramos con el cruce del camino de Valdehigueras, desde el cual se podía observar a lo lejos, en un cerro, la ermita de la Virgen de los Santos:

ermita virgen de los santos

Tomamos el camino de Valdehigueras hacia el oeste esperando poder subir al Cerro Pelado, otro de los volcanes más importantes, pero se encontraba vallado y con carteles de "zona de adiestramiento de perros". Así que como ya teníamos suficiente preferimos no subir.


Después del Cerro Pelado y tras poco más de un kilómetro en el que solo nos encontramos un pequeño barrizal, llegamos a nuestro destino, el vehículo, cerca de El Rondín, donde nos esperaban nuestros amigos los mastines. Eran las 17:40 h.

Montamos en la furgoneta y nos dirigimos a Ballesteros donde tomaríamos el bien merecido refresco. Esta vez no visitamos el pueblo, preferimos volver a Almagro para ducharnos y que Rafa pudiera gatear un poco en el patio del hostal.

(Más fotos en http://www.flickr.com/photos/gemafuente/sets/72157633314685370/show/)