Muxía, zona cero en el desastre del Prestige, final del Camino, una pena llegar allí en un día soleado, sin olas, sin viento... Eso no es Galicia, esa no es la Costa de la Muerte, sino un Mar Muerto. Llegar a esa cala paradisíaca tras 30 duros kilómetros y no probar sus aguas, solo queríamos llegar al albergue y descansar, dejar la mochila, dejar de andar, fin de la aventura.
La mala suerte nos alejó de nuestro destino y nos llevó al Santuario, auténtico final del Camino. Después nos llevó a comer al bar de los camellos; demasiado brasas, los chicos. Muxía no tiene nada, sólo el Santuario y un albergue de diseño aséptico y minimalista, un asco.
Sin embargo, siento buenos recuerdos al leer cosas como las que siguen.
Hace poco metía una nueva cita en la descripción del blog y hace menos recibía noticia del blog de la abuela --gracias, Mari Carmen (mi prima de Donosti)--, un blog que ilustra a la perfección cómo hay personas que no caen en la zanja o que saben salir de ella.
La mala suerte nos alejó de nuestro destino y nos llevó al Santuario, auténtico final del Camino. Después nos llevó a comer al bar de los camellos; demasiado brasas, los chicos. Muxía no tiene nada, sólo el Santuario y un albergue de diseño aséptico y minimalista, un asco.
Sin embargo, siento buenos recuerdos al leer cosas como las que siguen.
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