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Distancia: 9'1 km. (circular)
Desnivel: 125 m.
Tiempo con paradas: 5 h. 15 min.
Tras dejar aviado al pequeño Rafael y desayunar en Almagro, nos dirigimos en coche hacia Aldea del Rey por la carretera CM-413. Nuestro destino era un camino que salía desde esa misma carretera una vez pasado Aldea, a unos 8 kilómetros. Pero fue uno de esos momentos en los que falla la tecnología en la que tanto confiamos: el GPS no encontraba señales y el mapa completo era tan pequeño que no se veían los kilómetros. En definitiva: nos equivocamos de camino. Una equivocación que fue más bien un acierto. A punto de darnos la vuelta para ver si nos habíamos pasado el camino, nos encontramos con un cartel indicativo de la ruta de los maares de Carboneras, Lomillos y La Encina (Hoya Larga). Rápidamente nos ubicamos en nuestro mapa (estábamos en el Camino del Buitre) y decidimos que quizá esa fuera una mejor opción, pues parte de nuestra ruta discurría por la marcada en el panel. Simplemente se trataba de comenzarla en otro punto y hacerla al revés de como estaba planeada, entre otras cosas para no empezar saltando alambradas (posteriormente tuvimos que hacer modificaciones sobre la marcha).
Aunque la ruta oficial aparentemente empezaba al borde de la carretera nosotros fuimos con el coche hasta la laguna artificial y primer panel de la ruta, lugar desde el cual podía observarse a lo lejos la laguna de los Lomillos.
Tras aparcar el vehículo al borde del camino y pertrecharnos, comenzamos a caminar; eran las once de la mañana.
Esta primera parte del camino discurre por una pista forestal bastante cómoda y sin prácticamente desnivel. Rápidamente se alcanza el suave collado y comenzamos a descender por la Hoya Nivel. Poco antes de llegar al arroyo, casi siempre seco, veremos a la izquierda el camino por el que tendremos que seguir tras la visita a la Hoya Larga y las esculturas naturales. Seguiremos bajando por el ahora Camino de los Arrieros hasta una indicación que señala la ubicación del segundo panel, el cual está situado a la derecha del camino, subiendo por la loma, frente a las esculturas. Hasta aquí 40 min.
Aunque la ruta oficial continúa un kilómetro por la hoya hasta el siguiente panel, decidimos no continuar, pues tendríamos que hacer el camino de vuelta y preferíamos seguir nuestro propio plan. Pero eso sí, visitamos las esculturas (que no lo teníamos previsto). Estas esculturas naturales son el producto de la erosión hídrica sobre unas rocas formadas por los depósitos de la explosión que formó el maar de la Encina (ya hemos explicado en las entradas anteriores que el maar se forma por la explosión que que se produce al entrar en contacto el magma con un acuífero). Esta explosión (equivalente a una bomba atómica) mezcla los materiales existentes (cuarcitas y volcánicas anteriores a la explosión) con los procedentes del magma, de modo que al caer forman depósitos con dicha variedad de materiales, encontrando un conglomerado de volcánicas y metamórficas.
Después volvimos sobre nuestros pasos hasta la Senda de la Hoya Nivel (el camino del que antes hablamos), una senda marcada por las rodadas de vehículos, como puede apreciarse en la foto. Esta senda termina en un collado desde el que se puede ver, a lo lejos, la laguna de las Carboneras. Llegar hasta las Carboneras no es complicado, pero no hay un camino bien marcado. El terreno es irregular y en algunos puntos se convierte en barrizal. Inicialmente tendremos que atravesar el jaral que no supone ningún problema porque (de momento) las jaras no están muy altas y se ven los claros.
Antes de llegar a las Carboneras encontraremos otro maar, que en el panel denominaban "de los Cuartos", con
una forma bastante geométrica. Aunque aparentemente pueda atravesarse
convendría bordearlo pues o está hecho un barrizal o es muy incómodo por
el terreno; la tierra está levantada.
Igualmente ocurre en las inmediaciones de la laguna; esto se debe a que la laguna a retrocedido y ha dejado el lecho seco. De todos modos lo suyo era parar a comer, sobre todo por Rafa; eran las 13:15.
A las 14:40 reanudamos la marcha; sí, no era la mejor hora para andar con un bebé a la espalda, pero aunque hacía calor (y no había sombra) no era sofocante; para evitar problemas fuimos dándole agua cada poco tiempo. Volvimos bordeando el Maar de los Cuartos hasta una canalización que llega hasta los Lomillos; después sólo teníamos que continuar su rastro (el terreno encharcado) hacia el sur.
Dada la hora y el calor que hacía
decidimos no prolongar la ruta y no acercarnos hasta la laguna; nos
conformamos con verla desde lejos. Ahora se trataba de subir por la
vaguada del este, lo más cerca posible de los pinos de la izquierda para
evitar entrar en terreno encharcado. En este tramo no existe camino, pero no hay pérdida. En la época en que lo hicimos las hierbas nos llegaban hasta las ingles. Finalmente llegamos a la charca artificial, cerca del final de la ruta, sólo nos quedaba atravesar dos alambradas, una de ellas un poco más difícil, teniendo que pasar al niño en volandas y dejándole después entre las hierbas (más altas que él) para ayudar a la madre; la otra era más fácil, por la puerta de la finca. Eran las 15:45.
Charca artificial (el montículo de la derecha está hecho por el hombre). Al fondo a la izquierda: nuestro vehículo. |
Descansamos un rato bajo una encina al lado de la furgoneta mientras ésta se aireaba y Rafa estiraba sus miembros, amén de airearse él también, que pegado a mi espalda debe sudar lo suyo. Después volvimos hasta Aldea del Rey a tomar un café y dar de merendar al niño, y luego, antes de volver a Madrid, una visita al Castillo-Convento de Calatrava la Nueva, pero esto queda fuera del senderismo, aunque se pueden ver fotos en: http://www.flickr.com/photos/gemafuente/sets/72157624759140232/with/8679548428/
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